El conjunto albiceleste de vóley logró conquistar una presea olímpica después de 33 años. En esa ocasión, la que se ganó también fue de bronce y justamente ante el mismo rival que esta madrugada: Brasil.
El analista de este encuentro es Daniel Quiroga, más conocido como Nito, un símbolo de Obras y padre de otro olímpico como Rodrigo y también de Gonzalo.
Por Nito Quiroga
Me quedé viendo todos los festejos y todas las notas de un partido que fue extraordinario. Es un gran orgullo, para los que hemos hecho toda la vida este deporte, que estos chicos consigan una medalla y más teniendo tres sanjuaninos en ese equipo que surgieron de nuestra institución.
El partido fue prácticamente un continuo renacer del equipo y se notó la madurez desde un principio, desde aquel primer cruce contra Brasil (derrota 3-2). Los chicos se veían que estaban para una medalla y eso llegamos a comentarlo con mi hermano Raúl (bronce en Seúl ’88).
Después se fueron dando los partidos y los chicos fueron creyendo en ellos mismos, en que podían un poco más y cuando estuvieron en situaciones adversas lograron dar un plus.
En este partido contra Brasil ganaron muy bien el primer set, jugando en un altísimo nivel. Luego Brasil reaccionó y se quedó con los dos siguientes. Parecía que el cuarto set podía ser el final, pero Argentina fue una tromba y volvió a sentirse confiada para sacar una gran ventaja.
El quinto parcial fue igual que todo el campeonato. Empezaron bien y en un momento se cayeron, pero a la hora de los bifes se notó la actitud y sacaron adelante un tie brak extraordinario que nos llenó de satisfacción y orgullo a todos.
Estoy muy contento por estos chicos. Feliz por el vóley, que es a lo que más tiempo le hemos dedicado en nuestras vidas. Siento una alegría enorme por Matías (Sánchez), Federico (Pereyra) y Bruno (Lima), que tuvo una competencia en un nivel increíble.